Lo que Arendt reflexionó y escribió hace más de 50 años, hoy nos sigue sugiriendo ideas respecto de cómo encarar algunos problemas socio-políticos.
Se trata de alguien que vivió una guerra (con la huida que supone abandonar el país natal -Alemania- y andar de país en país sin nacionalidad, recién haber escapado de un campo de internamiento en Francia, antesala de los de exterminio) y que como nosotros, igualmente vivió grandes incertidumbres políticas y económicas. Y también, como muchas mujeres destacadas, vivió una exclusión social que al día de hoy bien podríamos empatar con lo que llamamos “discriminación en razón de género, de ideología y de religión” (así es, las tres categorías sospechosas estarían presentes en muchos años de su vida). Y es que no se puede pensar en otra cosa que no sea discriminación cuando le escuchamos contestar, a pregunta expresa -y recién iniciando una entrevista- de Günter Gaus en 1964, sobre si:
¿Considera una “rareza” su papel en el “círculo de los filósofos” cuando se trata de una ocupación que de suyo ha sido ocupada por filósofos?… (Y ella conteste):
-Bueno, me temo que tengo que empezar protestando. Yo no pertenezco al círculo de los filósofos… Mi profesión, si puede hablarse de algo así, es la teoría política. No me siento en modo alguno una filósofa. Ni creo tampoco haber sido admitida en el círculo de los filósofos, como usted tan amablemente supone.
Si pudiésemos disecar esta respuesta tendríamos ya mucho para aprender de ella hoy. Es una persona que sabía perfectamente dónde estaba situada y que no temía denunciar o llamar a las cosas por su nombre. Pero lo hacía dándole su justa dimensión, ni exagerando lo vivido convocando a una marcha incendiaria, insultos en pancartas y manifestaciones, pero tampoco guardando un silencio cómplice que favorezca pasar desapercibido algo que de suyo tiene que corregirse. Esa entrevista vale por sí misma para muchas de sus ideas y de su influencia, por lo que a su consulta en la red remitimos.1
Y para no dejar de mencionarlo, a ella le debemos dos términos actuales. (i) El desarrollo teórico del término “totalitarismo”, para describir un régimen político en el que el Estado comienza a “ser todo”, quedando las ideas, instituciones y libertades capturadas por un régimen político; y (ii) el famoso concepto de la “banalidad del mal”. Una expresión bastante famosa en la literatura especializada, referida a un personaje real, el teniente coronel del Tercer Reich Adolf Eichmann, quien en 1961 enfrentaba su proceso judicial por haber participado de diversas maneras en el exterminio de judíos.
Por ello invitamos al lector a pensar las relaciones de estos términos con la teoría contemporánea del derecho y los derechos humanos, que se imparten en el Colegio del mismo nombre en la Universidad del Claustro.
1 En enlace es el siguiente: https://youtu.be/E6HoC_3Ed0o, con el título “Hannah Arendt, su relación con la filosofía política”.
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